lunes, 10 de septiembre de 2012

En el Museo de la Memoria Histórica Universitaria

Déjame acariciar tu rostro
efluvios del 5 de mayo de 1862

De: María Eugenia Bear Sanz


En el Museo de la Memoria Histórica Universitaria
En la Antigua Casa de Ovando (3 Oriente 1006)


Agradezco haber nacido en una ciudad heroica y a la vez angelical, puesto que en ella se manifiesta la diversidad del pensamiento de quienes la habitan, materializado en las obras que cada uno, y a través del tiempo, ha dejado para la posteridad. Puebla de leyendas. Puebla de historias heroicas. Puebla de arquitectura, de pintura, de teatro, de música, de rezos, de fotografía. Puebla de literatura. Puebla, ciudad académica y científica desde su fundación. Puebla de milagros y de Revolución.


   Expreso mi gratitud por la oportunidad y la confianza de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, dirigida por el doctor Enrique Agüera Ibáñez, al creer en mi propuesta literaria. Al doctor Carlos Contreras Cruz, director del Fomento Editorial, y al maestro José Luis Olazo editor de este proyecto y de cientos más. Mi agradecimiento al Gobierno del Estado de Puebla y al Comité Ejecutivo Conmemorativo del 150 Aniversario de la Batalla de Mayo.




   En un ejercicio imaginativo, observemos nuestra ciudad de Puebla en el año de 1862. Puebla de los Ángeles tenía una población aproximada de 75.000 habitantes y luego de la capital de México, era la ciudad más importante de la recién independizada nación. Descrita como abrumadoramente conservadora y a la vez semillero de mentes liberales, sus habitantes enfrentaron los embates de la Guerra de Reforma de 1857 a 1859. Una tensa calma se apoderó de la ciudad de los ángeles. Los personajes de la novela Déjame acariciar tu rostro emergen de una sociedad compleja, de influencias diversas y ansias de superar un destino que amenazaba con devorarlos.

   Déjame acariciar tu rostro, se convirtió en un ejercicio continuo de colocarme en las miradas y en las emociones de los poblanos de aquellos tiempos de repiques de campanas, sotanas y ansias de experimentar los placeres simples de la vida. La historia familiar se entreteje a los hechos de guerra de los años 1862 y 1863. En dos años la vida y la muerte se acompañan de manera cercana, se funden.

   La lectura y la escritura despiertan y elevan la calidad del pensamiento. La lectura y la escritura son el portal para viajar en el tiempo, en el espacio. A través de ellas se puede vivir lo imposible y transformar lo real en magia. Por esas razones me entrego cada día a ambas: Lectura y Escritura, para darle sentido a mi existencia.

   Hoy entrego a mis respetados lectores una novela, con orgullo, la única de este género literario publicada para conmemorar la Batalla del 5 de Mayo, en la que tendrán la posibilidad de hacer un viaje al año de 1862. Un año crucial en el que se transformó la personalidad de los poblanos, puesto que por un lado enfrentaron al ejército más poderoso del mundo, las temidas fuerzas militares de Napoleón III, y por otro, la sutil venganza y castigo del presidente Benito Juárez al cambiar a Puebla de los Ángeles por la Heroica Puebla de  Zaragoza.  Un mensaje subliminal que cimbró la postura existencial de los poblanos.  

   En esta mañana, reconociendo a un hombre patriota y brillante: el joven general don Ignacio Zaragoza, quien hizo que “las armas nacionales se cubrieran de gloria”, el 5 de mayo de 1862, declaro también mi amor por la Puebla de los Ángeles que vibra en mi interior, y a la actual Heroica Puebla de Zaragoza que me motiva a continuar en el arte de amanuense, desde mi escribanía; una trinchera en la que las palabras son mis pertrechos y mi corazón la artillería.


Ma. Eugenia Bear Sanz


Heroica Puebla de Zaragoza, a 10 de septiembre de 2012

El maestro José Marún Ibarra Dóger, director del
Museo de la Memoria Histórica Universitaria,
nos mostró el magnífico rescate de esta histórica casa que perteneciera
al don Agustín de Ovando y Villavicencio, quién edificó también la "Casa de los Muñecos". En la novela de Aguaviento
dedico algunas referencias al distinguido  y poderoso hombre del pasado.